Quismondo y México

El día 18 de agosto de 1934, la sangre de un valiente novillero mejicano regó la arena de la plaza de toros de Quismondo (Toledo). Se unían así más estrechamente las tierras de México y España.

EL FESTIVAL DE QUISMONDO

Para celebrar en el mes de agosto de 1934 las fiestas de la Asunción de la Virgen (día 15) y de San Roque (día 16), el ayuntamiento de Quismondo, con su alcalde José Tapias Merchán a la cabeza, organizó para el sábado 18 un festival taurino con dos novillos, en el que actuarían sendos aficionados del pueblo, con la dirección y supervisión de Cayetano Palomino, un destacado novillero, que se anunciaba como “Palomino de Méjico” y también de Joselito Martín Cao, de Madrid.

Tenemos una amplia información sobre el desarrollo de este festival taurino popular, que, organizado por el ayuntamiento, se celebró en Quismondo el día 18 de agosto de 1934.

Fue Domingo González Lucas, hijo mayor del quismondano Dominguín, quien a sus 14 años mandó una detallada crónica al periódico “EL CASTELLANO, Diario Católico de Información”, aparecida el día 21 agosto 1934. “Chico muy amable –decía El Castellano- muy aprovechado en sus estudios y que ya se va ejercitando en el manejo de la pluma con artículos precozmente publicados en periódicos de Madrid”.

ORGANIZACIÓN DEL FESTEJO

Tomaban parte dos aficionados locales, dirigidos sobre la arena por el “simpático novillero mejicano Cayetano Palomino”. Los dos “hermosos novillos de casta” eran de Paulino Alcázar de Cadalso de los Vidrios, con divisa verde y encarnada. Esta ganadería era de origen Martínez, pura Casta Jijona, de Colmenar. Los dos novillos sacaron mucho temperamento, pero fueron fáciles para los toreros.

Para dirigir y apoyar a Pepe García y a Picarillo, los dos jóvenes aficionados de Quismondo, que iban a torear y matar sendos novillos, la organización del festejo había traído desde Madrid al novillero mejicano Cayetano Palomino (24 años) y al jovencísimo novillero Joselito Martín Cao (17 años), que venía actuando con éxito en la plaza de Tetuán de las Victorias, regentada por Dominguín. Del cercano pueblo de Santa Olalla se había contratado a José Bajo, un extraordinario lidiador, habituado a este tipo de festejos populares, que fue en la cuadrilla de su paisano Natalio Sacristán Fuentes.

LA SOMBRA DE LA TRAGEDIA

Como en 1930, también estas fiestas del año 1934, se vivieron bajo la sombra de la tragedia en los ruedos.

En 1930 había sido la muerte de Relampaguito II, valiente novillero de Santa Cruz del Retamar, de 19 años de edad, que fue herido de muerte en la plaza de Toros de Quismondo el día 17 de agosto.

En este año de 1934, el día 13 de agosto moría en Madrid el famoso matador de toros Ignacio Sánchez Mejías. Y en Quismondo de nuevo se rozó la tragedia: en el festival del día 18 fue gravemente herido Cayetano Palomino (Palomino de Méjico).

IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS

Nacido en Sevilla en 1891, moría en Madrid el 13 de agosto de 1934. Torero muy popular, Ignacio Sánchez Mejías fue también amigo y mecenas de los pensadores y literatos de la Generación del 27 (García Lorca, Miguel Hernández y Alberti, entre otros). Era cuñado de Joselito el Gallo, de cuya muerte en Talavera de la Reina fue testigo presencial, al torear juntos en la tarde del 16 de mayo de 1920.

Como torero se distinguió por sus alardes temerarios. El día 11 de agosto de 1934, sustituyendo a Domingo Ortega, toreó en Manzanares (Ciudad Real) con el rejoneador Simao da Veiga y con Armillita Chico y Alfredo Corrochano a pie. Al iniciar una faena sentado en el estribo, el toro Granadino le dio una gran cornada en el muslo derecho.

Ignacio Sánchez Mejías se negó a ser intervenido en Manzanares y fue trasladado a Madrid, donde murió por gangrena el día 13. Su muerte tiñó de luto al mundo taurino y literario. En este contexto surgió el famoso poema “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” de Federico García Lorca, que fue publicado en 1935: “La muerte puso huevos en la herida, a las cinco de la tarde”.

CAYETANO PALOMINO BENITO

Nació en México DF el 7 de agosto de 1910. Se anunciaba en los carteles como PALOMINO DE MÉXICO.

Se presentó el la plaza “El Toreo” de México el 14 de septiembre de 1929. El día 25 de agosto de 1935 hacía su presentación en Madrid con novillos el Duque de Braganza. Tomó la alternativa en Talavera de la Reina el 12 de octubre de 1937. Fue su padrino Antonio Márquez y testigo, Victoriano de la Serna.

Cayetano Palomino pertenecía a la estela taurina, que desde México venía llegando a España, siguiendo los pasos de los hermanos Armillita y otros grandes toreros, a los que, con gran éxito, apoderaban Domingo González Mateos “Dominguín”, y D. Román Merchán, farmacéutico de Quismondo, que fue el primer apoderado de “Dominguín” y desde 1932, apoderado de “Armillita Chico”.

De la cogida de Cayetano Palomino en el festival de Quismondo el 18 de agosto de 1934, dice en su crónica Domingo González Lucas: “Al pretender poner un par de banderillas Cayetano Palomino es achuchado y corneado contra las tablas. Se le conduce rápidamente a la enfermería, apreciándosele gran pérdida de sangre y una cornada grande, aunque indefinida”. Y añade la crónica: “Los médicos locales, que actuaron acertadamente, le aplicaron inyecciones de cafeína, aceite alcanforado y suero antitetánico. Una vez reanimado fue conducido a Madrid con las debidas precauciones”.

También el periódico LA VOZ en su número del 21 de agosto 1934, se hacía eco de la noticia:

“Madrid.

PALOMINO DE MÉJICO

Ayer, en el pueblo toledano de Quismondo, resultó herido de una cornada en el muslo el novillero Palomino de Méjico. La lesión parece que es importante. También ha sido conducido a Madrid el lesionado”.

Domingo Dominguín hijo, en su crónica de este festival, ponía de manifiesto su deseo de “una pronta y rápida mejoría”.

El día 7 de septiembre de 1934, en el número 381 de la revista FIESTA BRAVA, publicada en Barcelona, se decía: “Se encuentra muy mejorado de la grave herida sufrida en Quismondo el novillero Palomino de Méjico”. Y en esta misma revista, en su número 382, de 14 de septiembre, se leía: “El novillero Cayetano Palomino, de Méjico, sigue en el hotel donde se hospeda, muy mejorado de la grave cornada que le causó un toro en Quismondo. Y atendido solícitamente por el gran cirujano Dr. Ramírez”.

JOSELITO MARTÍN CAO

Nacido en Toledo el 24 de marzo de 1917, pronto la familia se trasladó a Madrid. Siendo casi un niño comenzó a practicar el toreo. En noviembre de 1932 actúa en dos festivales en la plaza de Tetuán de las Victorias: el día 13, con Manolo y Pepe Bienvenida. El día 27 Martín Cao toreó en una corrida, en la que Domingo Ortega, ya matador, rejoneó un toro, matándolo a estoque. Entre 1933 y 1936 actúa en varios festejos sin caballos. Terminada la guerra civil en 1939, siguió durante tres años más cumpliendo el servicio militar.

En 1943 debuta en Madrid en una corrida con seis matadores, en la que resultó herido, y en el mismo año como sobresaliente en un mano a mano entre Manolete y Juanito Belmonte. En 1947 decide hacerse banderillero. Sus últimos años, como torero de plata, los pasó como banderillero en las cuadrillas de El Viti (1961-1962) y de Manolo Vázquez hasta 1968.

De su actuación en Quismondo dice la crónica de Domingo Dominguín que no pudiendo matar al novillo el segundo espada, un aficionado del pueblo, llamado “Picarillo”, se encargó de pasaportarlo Joselito Martín Cao, “dándole una gran estocada, entrando superiormente. Oreja y rabo”. Concluye la crónica con estas palabras: “bregando se distinguieron este muchacho (Joselito Martín Cao) y José Bajo de Santa Olalla.

PEPE GARCÍA

La crónica de Domingo Dominguín hijo decía que el primero en actuar fue “Pepe García”. Se refería a José García-Zarco Martín (1912-1977), vecino de Quismondo, donde había nacido.

La crónica del festival celebrado en Quismondo el 18 de agosto de 1934, enviada al Castellano por Domingo Domiguín hijo, dice sobre la actuación de Pepe García COLOMO: “El primer espada Pepe García, valiente y decidido. Yo lo menos que pido a un principiante es que tenga valor y aquí lo hay”. Y prosigue la crónica: “Se deshizo de él de un pinchazo y una superior estocada. Gran ovación, oreja, rabo. Es paseado por sus paisanos”.

Pepe García- Zarco Martín, en la novillada celebrada en Portillo (Toledo) el día 28 de septiembre de 1934, durante las fiestas de los Santos Mártires, ya se anunció como “Pepe Colomo, el Fenómeno de Quismondo”. Quizás quería emular a Félix Colomo, el gran torero de Navalcarnero, que había tomado la alternativa en Aranjuez el 25 de marzo de 1934.

COLOMO volvió a actuar en Portillo el día 21 de octubre de 1934 como sobresaliente. En esta novillada fue herido gravemente Gregorio Soria “Lobito”, que, trasladado urgentemente al Hospital General de Madrid, falleció el día 24 de octubre de 1934. Este infortunado novillero era de El Álamo (Madrid), donde había nacido en 1908 y donde trabajaba como peluquero.

En estas dos novilladas celebradas en Portillo el ganado era de Tiburcio Falceto del pueblo toledano de Magán.

Pepe Colomo fue apoderado por Longinos Montero Díaz, propietario de la Plaza de Toros de Escalona, inaugurada en 1930, y promotor de los más importantes festejos taurinos en los pueblos de la zona, a los que llevó a Pepe Colomo: Cadalso de los Vidrios, Almorox, Escalona, Méntrida, La Torre y Portillo, entre otros. Pepe García-Zarco recordaba cómo Marcial Lalanda, “el más Grande”, estuvo en Quismondo, hablando con su madre Encarna Martín. Se quería llevar a Colomo para que aprendiera el arte de Cúchares con él.

La Guerra Civil, el asesinato de su apoderado el día 7 de agosto de 1936 y la llamada del novillero al frente truncaron la proyección taurina de Pepe Colomo.

PICARILLO

Basilio Álvarez Rodríguez “Picarillo”, era vecino de Quismondo, donde había nacido en 1914. En este festival del 18 de agosto de 1934 actuó como segundo espada. De su actuación dice en su crónica Domingo González Lucas, hijo de Dominguín: “En el segundo un muchacho llamado “Picarillo” estuvo algo desacertado, no pudiéndolo matar. Se encargó de pasaportarle Joselito Martín Cao de Madrid”.

Después de la cogida de Cayetano Palomino, la corrida de dos novillos prosiguió. El impacto producido por este grave percance, que recordaba la muerte de Relampaguito en la plaza de Quismondo en 1930, afectó profundamente al público y al mismo espada que tenía que actuar a continuación: “Picarillo” se vio sin ánimo para matar al novillo de pura Casta Jijona, de la ganadería de Paulino Alcázar, que pastaba en Cadalso de los Vidrios. Fue Joselito Martín Cao quien pasaportó al novillo.

UNA BUENA ORGANIZACIÓN

Termina la crónica de Dominguín hijo diciendo: “Una simpática fiesta hubiera resultado de no haber sufrido Cayetano este percance”. Y concluye: “Nuestra más cordial enhorabuena al alcalde José Tapias por la organización tan acertada de todas las fiestas y a sus encantadoras hijas María Cruz y Gollita, que presidieron la corrida”. Estas dos jóvenes, que en aquel momento tenían 17 y 15 años, contrajeron matrimonio posteriormente con Antonio Peinado Vidales y con Benjamín Pérez Castro.