FERNADO DE CONTRERAS
PRESTIGIOSO CATEQUISTA
MARIANO ESTEBAN CARO
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
FERNANDO DE CONTRERAS
BIOGAFÍA
LA FIGURA DEL PADRE CONTRERAS
UNIVERSIDAD DE ALCALÁ
UN CENTRO ABIERTO
COLEGIO DE SAN ILDEFONSO
CONSTITUCIONES DEL COLEGIO
ERASMISMO EN ALCALÁ
LA PREOCUPACIÓN POR LOS NIÑOS
FERNANDO DE CONTRERAS EN ALCALÁ
COLEGIAL PORCIONISTA EN SAN ILDEFONSO
LA FIGURA DEL CAPELLÁN MAYOR
CONTRERAS, CAPELLÁN MAYOR DEL COLEGIO
PREDICACIÓN ANTE EL CARDENAL CISNEROS
DEJA EL COLEGIO DE SAN ILDEFONSO
CONTRERAS, DOCTOR EN ALCALÁ
SÍNODOS Y CATEQUESIS
SÍNODOS DE TOLEDO
SÍNODO DIOCESANO DE SEVILLA DE 1512
EN EL NUEVO MUNDO
SAN JUAN DE ÁVILA
SU BIOGRAFÍA
CONTRERAS Y JUAN DE ÁVILA EN ALCALÁ
JUAN DE ÁVILA EN LA CASA DE CONTRERAS
CONOCE EL COLEGIO SEVILLANO DEL P. CONTRERAS
EN LA CÁRCEL DE TRIANA
COLEGIOS DEL P. CONTRERAS
EL COLEGIO DE LA PIEDRA EN TORRIJOS
EL COLEGIO DE SEVILLA
LOS COLEGIOS DEL MAESTRO ÁVILA
COLEGIO DE DOCTRINOS DE VALLADOLID: AÑO 1554
DOCTRINA CRISTIANA QUE SE CANTA
LOS CATECISMOS EN EL SIGLO XVI
UNA ANTIGUA TRADICIÓN ESPAÑOLA
CATEQUESIS Y CANCIONES
CATECISMO QUE SE CANTA DEL P. CONTRERAS
JUAN DE ÁVILA, UN CATEQUISTA EXPERTO
EL CATECISMO DE SAN JUAN DE ÁVILA
UN CATECISMO CON CANCIONES
PROYECCIÓN AMERICANA
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INTRODUCCIÓN
Con estas palabras –“Prestigioso Catequista”- definía al P. Contreras el Papa Benedicto XVI en su Carta Apostólica de 7 de octubre de 2012, en la que declaraba Doctor de la Iglesia universal a San Juan de Ávila, quien, mientras preparaba el viaje para ir a evangelizar el Nuevo Mundo, se dedicó a predicar en la ciudad de Sevilla y en las localidades cercanas. “Allí se encontró con el venerable Siervo de Dios Fernando de Contreras, doctor en Alcalá y prestigioso catequista. Éste, entusiasmado por el testimonio de vida y la oratoria del joven sacerdote San Juan, consiguió que el arzobispo hispalense le hiciera desistir de su idea de ir a América para quedarse en Andalucía”.
El compromiso catequístico del P. Contreras a favor de niños y jóvenes desamparados es fruto principalmente de su corazón generoso y humilde. Pero también es una exigencia muy claramente planteada en el ambiente eclesial y académico que le tocó vivir.
En el siglo XV muchos sínodos diocesanos insistían en la necesidad de enseñar la doctrina a los niños con métodos muy humildes como la tabla colgada en un clavo en la puerta de la iglesia, o escritas en pergamino o a base de canciones y coplillas. La diócesis de Toledo fue pionera en este plan catequizador, especialmente a partir de los sínodos celebrados en Alcalá en 1480 y en 1497 (ya bajo mandato del Cardenal Cisneros). También hay que reseñar el sínodo diocesano de Sevilla celebrado en 1512, que tanta repercusión tuvo en los misioneros que partían a las Indias desde el puerto del Guadalquivir. Y también en el clérigo sevillano Fernando de Contreras.
Si el XV fue llamado el Siglo de los Sínodos, el XVI fue el Siglo de Oro de los Catecismos.
El ambiente académico de la Universidad de Alcalá, en que se formó teológicamente Fernando de Contreras, impulsaba a ofrecer una seria formación humana y religiosa al pueblo cristiano, especialmente a los niños, sin supersticiones ni formalismos vacíos, de acuerdo con los planteamientos del humanismo. El mismo Erasmo escribió varios tratados sobre la formación de los niños.
Fueron innumerables los catecismos que se publicaron en este siglo XVI con cancioncillas y coplas para memorizar la doctrina, en los que también se incluían nociones muy básicas de gramática y matemáticas con la tabla de multiplicar. Fernando de Contreras también publico en 1526 su librito de Doctrina Cristiana, en que se incluían chanzonetas y otras coplillas de las que él era autor.
Se trataba de “instruir deleitando”, según el lema del clásico latino Horacio tan admirado en el Renacimiento.
FERNANDO DE CONTRERAS
BIOGAFÍA
1470: nace en el sevillano barrio de la Macarena. Fue bautizado en la parroquia de San Gil. Su familia era oriunda de Segovia.
1488: Abraza el estado clerical y obtiene un beneficio en Olvera.
1492: Toma posesión del beneficio de Olvera, que le sirvió como “congrua sustentación” para recibir las órdenes mayores.
1499: Se ordena de presbítero, celebrando su primera misa, como tantos misacantanos, en la capilla de la Virgen de la Antigua de la catedral hispalense.
1502: Isabel la Católica pasa la última semana de septiembre en la casa-palacio de Teresa Enríquez.
1506-1507: En la gran mortandad que hubo en Sevilla, a consecuencia de la peste, Fernando Contreras, sin miedo al contagio, atendió espiritualmente a los agonizantes y enterró a los muertos “con sus propias manos” (Cristóbal Mosquera, Relación hacia 1650).
1511: El Cardenal Cisneros, convocado por Carlos V, está en Sevilla desde el mes de febrero al mes de junio.
En este mismo año el Cardenal Cisneros pasó un día en Torrijos, donde pernoctó.
También en 1511 Teresa Enríquez viaja hasta Sevilla para llevar su Bula de la Cofradía del Santísimo.
En este mismo año el ya benemérito P. Contreras fue llamado por el Cardenal Cisneros para ser Capellán Mayor en el Colegio alcalaíno de San Ildefonso. Pero antes fue recibido como colegial porcionista para realizar, durante un curso, los estudios de Súmulas bajo la dirección de Domingo Soto.
1515: Fernando Contreras predica al Cardenal Cisneros en la Capilla Real, donde como “a gobernador de España se predicaba al cardenal” (Alvar Gómez de castro, “De rebus gestis a Francisco Ximeno Cisnerio…”). En esta ocasión el venerable Contreras se refirió por primera vez al manto de piel de martas, que llevaba el Cardenal: “Esas martas, Señor, son de los pobres”, le dijo.
1517: El día ocho de noviembre muere el cardenal Cisneros.
1517: Teresa Enríquez escribe a Fernando Contreras, rogándole “viniese a asistirla, por necesitar de su persona para varias de sus disposiciones del servicio de Dios”.
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1518: A primeros de este año Fernando Contreras deja Alcalá y llega a Torrijos como capellán, limosnero y predicador.
1519-1520: En Torrijos y su comarca hay una época de malas cosechas y de hambre, y en consecuencia de enfermedades.
1524: Se hace una información por maestros, licenciados y estudiantes sobre cómo cumplían con sus obligaciones los catedráticos de Alcalá. En el documento firman todos los testigos con sus grados académicos: en el folio 9 firma Juan de Ávila y en el 10 Fernando de Contreras, sin poner su grado.
1525: Parece que en este año consigue el grado de doctor en teología en la Universidad de Alcalá (en 1424 no era doctor). Decidido a dedicarse a la redención de cautivos, a lo que le animó Teresa Enríquez, aprovechó este año para hacer el doctorado en teología para “cuando conviniere usar del” para darse autoridad ante los moros.
El papa Benedicto XVI en su Carta Apostólica de 7 de octubre de 2012, en la que proclama Doctor de la Iglesia universal a San Juan de Ávila, se refiere a Fernando de Contreras, como “doctor en Alcalá”.
1526: Sale de Torrijos camino de Sevilla.
En este mismo año publica su catecismo, titulado “Doctrina Cristiana”. Y funda en Sevilla el Colegio de San Isidoro para niños huérfanos.
1527: Llega a Sevilla San Juan de Ávila, al que el P. Contreras acoge en su casa situada junto a la Puerta del Arenal muy cerca del puerto en el Guadalquivir.
1528: El P. Contreras es designado por el Cabildo predicador del Púlpito de la Granada (todavía se conserva en el Patio catedralicio de los Naranjos) con obligación de predicar a la multitud los domingos por la mañana y a los niños explicarles la Doctrina los días de fiesta por las tardes.
1529: El día 25 de febrero Teresa Enríquez añade un codicilo a su testamento, nombrando al P. Contreras Capellán Mayor de la Colegial de Torrijos con una dotación anual de 40.000 maravedíes. El sacerdote renunció a este nombramiento.
El día cuatro de marzo mure en Torrijos Teresa Enríquez.
1532: Juan de Ávila, condenado por el tribunal de la Inquisición de Sevilla, ingresa en la cárcel del Castillo de Triana, siendo puesto en libertad en junio de 1533.
1532: El P. Contreras llega a Argel para su primera redención de cautivos: se trajo unos 300 niños.
1533: En marzo inicia el viaje para la segunda redención.
1534: Realiza su tercera redención en Túnez.
1535: Es el año de la cuarta redención de cautivos. Volvió a Sevilla a primeros de 1536.
1537: El día 23 de enero, fiesta de San Ildefonso, el P. Contreras es invitado por el Cardenal Alfonso Manrique a predicar en su presencia. En este sermón, como ante Cisneros en 1517, también pronunció Fernando de Contreras una frase, que corrió por el pueblo como una cantinela: “Él Alfonso y vos Alfonso, mucho va de Alfonso a Alfonso”.
1538: Fernando de Contreras comienza a vivir en una antigua caballeriza del hospital de Santa Marta.
1539: El P. Contreras comienza su quinta redención. En 1540 presenció la venta de cautivos gibraltareños en el mercado de Tetuán. Fernando de Contreras logra rescatarlos y los trae a Sevilla. Una testigo presencial testificó cómo, desde su casa en la calle Francos, vio al P. Contreras rodeado de niños cautivos ir cantando por las calles: “Señores, dadnos por Dios/ pues que venimos a vos/ habed compasión de nos/ que Dios os lo ha de pagar/ por Dios ayudad, por Dios ayudad/ a estos cautivos de Gibraltar”.
1541: Intenta una nueva redención de cautivos portugueses en Fez, pero la situación política no se lo permitió.
1546: Fernando de Contreras recibe una carta del Príncipe, que en 1556 sería Felipe II, promoviéndole, en nombre del Emperador, al obispado de Guadix. El P. Contreras permaneció como obispo electo sin tomar posesión.
1548: El día 17 de febrero de este año moría Fernando de Contreras en su aposento junto al hospital de Santa Marta. Fue sepultado con toda solemnidad el día 20. Aunque él pidió ser enterrado en el cementerio de los pobres ajusticiados su sepultura está en el crucero de la catedral de Sevilla.
LA FIGURA DEL PADRE CONTRERAS
La causa de canonización se introdujo oficialmente en Roma el día 24 de septiembre de 1638. Con anterioridad habían aparecido unas informaciones de 36 testigos, “personas más que sobresalientes en virtud y letras”. Una de ellas era María de Saavedra de 103 años, testigo número 11, que había conocido personalmente al P. Contreras.
María de Saavedra, en el proceso de canonización del venerable Contreras dice de él que “tenía el rostro lleno, alegre y no era alto, que parece que de una pierna cojeaba un poco. Iba vestido de clérigo de la Orden del señor San Pedro con su bonete redondo y llevaba un bordón en su mano, el cual decían que era prestado, porque el suyo, de aquel último viaje le había dejado empeñado en tierra de moros por rescate de cautivos”.
Fue hombre de gran penitencia, se lee en las relaciones para la canonización. Andaba vestido de burriel, paño basto, con la sobrepelliz hasta los pies, de estopa. Muchas veces para dormir en un banco se ponía una piedra como cabecera. “Era amigo de limpieza, especialmente en las cosas del altar”: llevaba los corporales a lavar al Guadalquivir, metido en un barco, poniendo a secar en la orilla las ropas de altar. El día 12 de febrero de 1786 se firmaba en Roma el decreto que confirmaba las virtudes heroicas del P. Contreras.
UNIVERSIDAD DE ALCALÁ
UN CENTRO ABIERTO
Parece que Francisco I de Francia quedó admirado cuando visitó la Universidad de Alcalá en el año 1525, invitado por Carlos V del que era prisionero después de la Batalla de Pavía: en sus claustros sólo se hablaba latín, griego, hebreo y a veces árabe.
La Universidad de Alcalá, fundada por el Cardenal Cisneros en 1499, fue una obra importante por muchas razones. Centro de excelencia académica en los siglos XVI y XVII, por sus aulas pasaron grandes profesores e ilustres alumnos.
En el seno de la Universidad de Alcalá nació la Biblia Políglota Complutense, en la que también trabajó como latinista Antonio de Nebrija, autor de la primera Gramática Castellana en 1492. Esta Universidad fue centro importante en los estudios humanistas y, sobre todo, en la formación teológica de grandes figuras del clero español en el siglo XVI.
Desde el siglo XIV los estudios de derecho eran los más seguidos. Cuando funda el Cardenal Cisneros el Colegio de San Ildefonso en la Universidad de Alcalá, es para que florezcan principalmente los estudios de teología.
Las cátedras existentes en esta Universidad hablan por sí mismas de su espíritu abierto. Había cátedras de todos los grandes maestros de la teología. El 20 de enero de 1532 se funda la cátedra de sagrada escritura. La orientación bíblica, patrística y humanista dada a la teología, fue la que tuvo mayor trascendencia. La parte más importante de la reforma cisneriana surgió de sus creaciones culturales, muy especialmente de la Universidad de Alcalá, de la que salieron grandes teólogos y pastores. Son el mejor ejemplo San Juan de Ávila, Doctor de la iglesia, y santo Tomás de Villanueva, el primer alumno canonizado en 1658.
El Papa Benedicto XVI, en su Carta Apostólica, en la que declara a San Juan de Ávila Doctor de la Iglesia universal, dice que la Universidad de Alcalá de Henares, estaba “abierta a las grandes escuelas teológicas del tiempo y a la corriente del humanismo renacentista”.
COLEGIO DE SAN ILDEFONSO
A finales de 1498 el Cardenal Cisneros solicitaba del Papa la autorización para la fundación de la Universidad en Alcalá. En abril de 1499 el Papa español Alejandro VI, mediante Bula pontificia, daba su autorización para “que se funde en Alcalá (lugar de aire saludable y abastecido de mantenimiento) un Colegio y Cátedras donde enseñen las Artes, la Teología y Sagrados Cánones”. Esta Bula sería confirmada por los Papas Julio II, León X, y Clemente VIII. Nacía así el Colegio de San Ildefonso con un carácter marcadamente religioso y humanístico.
En 1498 ya se había designado como arquitecto de las obras a Pedro Gumiel. El conjunto universitario estaría integrado por el Colegio de San Ildefonso, dos Colegios de Gramáticos, cuatro de Artistas, el de San Pedro y San Pablo y las viviendas para estudiantes.
La primera piedra fue colocada el 14 de marzo de 1499, siguiendo el trazado diseñado por Pedro de Gumiel. En 1500, el cardenal Cisneros la bendecía. Las obras no terminarían hasta 1513, pero en julio de 1508 llegaron los primeros alumnos.
El edificio del Colegio de San Ildefonso es una de las más importantes obras del Renacimiento español. La fachada es obra de Rodrigo Gil de Hontañón, y fue iniciada en 1537, concluyéndose en 1553. Con un patio principal llamado en el siglo XVII de Santo Tomás de Villanueva, el primer Santo, salido de sus aulas. El patio de Filósofos, del que habla Quevedo en el Buscón y el Patio Trilingüe, llamado así por haber acogido a estudiantes de latín, griego y hebreo.
CONSTITUCIONES DEL COLEGIO
En las Constituciones está reflejada toda la vida del Colegio: el Rector y consiliarios. El número de colegiales, el hábito y honestidad, de ciertos instrumentos musicales, juegos que se debían evitar.
Los Capellanes serían doce en total: dos Capellanes mayores para la atención espiritual, un sacristán y nueve Capellanes menores para cuidado de los enfermos y otros menesteres.
Se regula la hora de la comida y la cena, modo de servir la mesa y lecturas que ha de hacerse.
ERASMISMO EN ALCALÁ
El humanismo cristiano de Erasmo (1467-1536) fue acogido con entusiasmo en la Universidad de Alcalá: su talante reformador conectaba bien con el espíritu de Cisneros y con el renacimiento como estilo de vida.
En España la universidad de Alcalá fue el foco más importante del erasmismo. Como movimiento religioso buscaba la renovación de la vida cristiana, que había decaído en los últimos decenios de la Edad Media. En 1524 Erasmo, defendiendo la libertad, se enfrenta a las tesis de Lutero. Pero el erasmismo fue también un movimiento cultural, político y filosófico. Tuvo en España una enorme difusión, especialmente en la primera mitad del siglo XVI. El Enchiridion de Erasmo fue traducido con el título: «Manual del caballero cristiano». Y tuvo un gran éxito.
Desde 1516 Erasmo era consejero de Carlos V. A partir de esta fecha comenzaron a penetrar en España los libros y las doctrinas de Erasmo de Rotterdam, a quien Cisneros invitó a venir personalmente a Alcalá para hacer una supervisión final a la Biblia Políglota, y dar clases en la Universidad: Non placet Hispania, contestó Erasmo.
En la Universidad de Alcalá tuvo una cátedra Elio Antonio de Nebrija (1441-1522), representante del humanismo y erasmismo español cuya obra más importante es la Gramática de la lengua castellana publicada en 1492, primera gramática que se escribió en lengua vulgar.
LA PREOCUPACIÓN POR LOS NIÑOS
En los planteamientos humanistas hay una clara preocupación por la formación de los niños, lejos de supersticiones y de las memorizaciones irreflexivas.
El propio Erasmo de Rotterdam mostró su interés por los niños en uno de sus coloquios como “Pietas puerilis” y en otras obras como “De civilitate morum puerilium”. Situado en el tránsito entre la Edad media y el Renacimiento, Juan Gersón ya lo había hecho en su obra “De parvulis ad Christum trahendis”.
En esta línea, pero de forma más práctica que las reflexiones erasmistas, las cartillas y catecismos resumen en textos muy breves los mensajes fundamentales de la fe cristiana, a lo que, en muchos casos, se unen la gramática y la matemática.
Uno de los primeros catecismos, publicado en España hacia 1529, y reeditado muchas veces, es la “Cartilla para enseñar a leer a los niños. Con la doctrina christiana que se canta”. En esta cartilla se incluyen las oraciones, una cartilla para aprender a leer y la tabla de multiplicar.
Se trataba de “instruir deleitando”, lema del clásico latino Horacio (65 a. C.-8 a. c.) en su Ars Poëtica, tan seguido en el Renacimiento.
Estos pequeños libros («de faltriquera») fueron muy populares. De alguno de ellos se hicieron en Alcalá ocho ediciones y 12.000 ejemplares en un solo año. La mayor parte de las coplas que contienen estos libros están escritas sin música, que sería transmitida oralmente.
El jesuita Diego de Guzmán recomendaba a sus compañeros de orden que iban a misionar en América que «cuanto a los libritos de la doctrina cristiana puédense llevar una cantidad de los pequeños…porque todos puedan aprender fácilmente el texto de las cosas necesarias».
FERNANDO DE CONTRERAS EN ALCALÁ
COLEGIAL PORCIONISTA EN SAN ILDEFONSO
En tiempos de Fernando de Contreras en Sevilla no había estudios mayores. Él solamente estudió gramática, humanidades y algo de moral. Sus primeros trabajos como sacerdote (visita a hospitales, asistencia a los moribundos) requerían sobre todo mucha caridad. Fue el dominico Fray Diego Deza (1443-1523), quien, siendo arzobispo de Sevilla, consiguió en 1516 la aprobación de Roma para que el Colegio Universitario de Santo Tomás de Sevilla concediera grados mayores. Aunque bajo la dirección de la Orden de Predicadores, su Canciller sería el Arzobispo de Sevilla.
Fernando de Contreras es admitido como Colegial Porcionista (mantenido y hospedado por la Universidad): se le concedió Beca de Porcionista. En el Colegio de San Ildefonso fue condiscípulo porcionista y gran amigo de Santo Tomás de Villanueva, que era el Colegial mayor. Fernando Contreras fue Colegial Capellán Mayor.
Parece que Fernando de Contreras permaneció ocho años (de 1511 a 1519) en el Colegio de San Ildefonso.
Todo el título XIII de las constituciones de la Universidad de Alcalá está dedicado al régimen de los “porcionistas” en el Colegio. Eran colegiales entre los colegiales para estudiar las súmulas, la lógica, medicina o teología. Estaban bajo la autoridad del rector. Su sitio estaba detrás de los colegiales y de los capellanes. Si algún porcionista era sacerdote, su lugar estaba delante del resto de sus compañeros. Pagaban 20 ducados al año, si no tenían Beca de Porcionista. Corriendo los años, el número de porcionistas se redujo a cuatrero.
LA FIGURA DEL CAPELLÁN MAYOR
Eran doce los capellanes del Colegio de San Ildefonso. Dos de ellos, que tenían la categoría de Capellán Mayor, eran los encargados de la administración de los sacramentos necesarios a todos y cada uno de los habitantes en la Universidad como a sus propios feligreses, en una situación de jurisdicción personal.
Los capellanes debían ser del clero secular, “honestísimos en vida y costumbres”, preparados para el ministerio del altar y, como mínimo, debían ser sumulistas. Desde el siglo XIII las “súmulas” consistían en un compendio de la lógica de Aristóteles; había que estudiarlas durante un curso, antes del bachiller en artes.
Los capellanes mayores eran designados para cuatro años prorrogables. No tenían voz en el claustro. El “Capellán Semanero” era el encargado de celebrar la misa diaria, muy temprano, a la que debían asistir todos los colegiales, capellanes y porcionistas, “bajo pena de privación de vino”. Tenía la obligación de presidir el rezo del oficio divino, bendecir la mesa en el refectorio al comienzo de comida y cena, y de dar gracias al terminar. Había “Colegiales Capellanes”.
CONTRERAS, CAPELLÁN MAYOR DEL COLEGIO
Fue Capellán Mayor del Colegio, con beca de porcionista como estudiante de teología. Ambas obligaciones hacían que Contreras tuviera “el sueño en la mano y dormía cuando quería y despertaba cuando era su voluntad” (Mosquera).
Argote de Molina en un manuscrito fechado en 1575 decía que el venerable Contreras “fue teólogo, Capellán mayor del Colegio de San Ildefonso de Alcalá, y allí estudió teología”. También Fernando del Pulgar en su vida sobre el Cardenal Cisneros afirma que “a estos varones eminentes en letras y santidad, se añade el padre Fernando de Contreras, capellán mayor de San Ildefonso y porcionista después, de los primeros del dicho Colegio Mayor”.
En 1673, la Universidad de Alcalá solicita del Papa Clemente X la beatificación del venerable Fernando de Contreras, alegando los méritos y virtudes de dos eximios alumnos de este centro: Tomás de Villanueva y Fernando de Contreras. Decía la solicitud: “Tomás de Villanueva, modelo de prelados; Fernando de Contreras, piedra preciosa del sacerdocio. Tomás, sal de la tierra, oráculo y defensa de la divina ley; Fernando, hombre celestial y aventajado maestro de la gracia; Tomás repartió los tesoros de la Iglesia que administraba por socorrer el hambre de los pobres hasta quedar pobre; Fernando buscó limosna de los ricos para librar ingentes muchedumbres de cautivos de la opresión de los moros. Tomás vivió y murió como santo, obrando maravillas y milagros; Fernando murió con la opinión de santo con que había vivido, haciendo en vida y después de muerto cosas prodigiosas y memorables”.
En 1673 también, Luis de Aranda Quintanilla, secretario de la Universidad de Alcalá certifica que “por los papeles de la Secretaría de este principal Colegio Mayor de San Ildefonso Universidad de esta Villa de Alcalá de Henares parece que Fernando de Contreras fue colegial porcionista del dicho Colegio Mayor en el 1517…. en concurrencia del gloriosísimo santo Tomás de Villanueva”. Y en 1682 añade a este informe los nombres de otros condiscípulos porcioneros del venerable Contreras: Florián de Ocampo, que fue cronista de España y canónigo de Zamora; Esteban Almeida, obispo de Cartagena y padre en el Concilio de Trento; Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina sidonia; Alonso Manrique, que fue arzobispo de Burgos; Juan de Granada, sobrino del rey chico de Granada. Y otros muchos personajes importantes en la iglesia española del siglo XVI.
PREDICACIÓN ANTE EL CARDENAL CISNEROS
Principalmente los Capellanes mayores, pero también los estudiantes de teología tenían que predicar en las fiestas principales en el Colegio: el sermón se pronunciaría en latín, menos el día de San Ildefonso, que sería en lengua vulgar. Predicaban también en las iglesias y parroquias unidas al Colegio. Fue tanta la repercusión de los sermones del P. Contreras que las iglesias se llenaban. Destacaban sus contemporáneos su “presentación viva y su voz sonora y agradable”.
Después de la cuaresma de 1515, predicada por Fernando Contreras en la Iglesia Magistral de Alcalá, su fama llegó a conocimiento del cardenal Cisneros, que deseoso de oírle, le invitó a predicar en su presencia un sermón en la Capilla Real en la Corte, donde como “a gobernador de España se predicaba al cardenal” (Alvar Gómez de castro, “De rebus gestis a Francisco Ximeno Cisnerio…”. El cardenal llevaba una capa de martas, que le habían regalado. Fue en esta ocasión cuando el P. Contreras pronunció aquella famosa frase: “Esas martas, Señor, son de los pobres: y cada y quando que conviniere, debe V. Ilustrísima quitárselas”. Esta frase la repitió al final de otros sermones predicados en presencia del Cardenal Cisneros, quien por fin devolvió el manto a quien le había hecho el regalo e invitó a comer al P. Contreras.
DEJA EL COLEGIO DE SAN ILDEFONSO
El día ocho de noviembre de 1517 moría en Roa (Burgos) el Cardenal Cisneros, cuando se dirigía a recibir a Carlos V, que había desembarcado en Tazones (Asturias) el ocho de septiembre.
El Cardenal Cisneros fue enterrado en la iglesia magistral de los Santos Justo y Pastor (actual catedral) de Alcalá, conservándose vacío el magnífico sepulcro que estaba preparado en el Colegio de San Ildefonso. En su testamento de cuatro de abril de 1512 dejaba sus bienes a la Universidad de Alcalá. En 1530 se introdujo la causa de su beatificación, pero no prosperó.
Fernando de Contreras, terminados los estudios de la licenciatura en teología y muerto el Cardenal Cisneros, se planteó dejar el Colegio de San Ildefonso. Su amigo y compañero Santo Tomás de Villanueva ya se había marchado: el día 21 de noviembre de 1516 ingresaba en la Orden de San Agustín.
En 1517, Teresa Enríquez escribe a Fernando de Contreras, rogándole “viniese a asistirla, por necesitar de su persona para varias de sus disposiciones del servicio de Dios”. Parece que el Cardenal Cisneros y los franciscanos de Torrijos le habían hablado del P. Contreras.
A primeros del año 1518 Fernando de Contreras deja Alcalá y llega a Torrijos como capellán, limosnero y predicador.
CONTRERAS, DOCTOR EN ALCALÁ
Parece que en este año de 1525 consigue el grado de doctor en teología en la Universidad de Alcalá (en 1424 no era doctor). Decidido a dedicarse a la redención de cautivos, a lo que le animó Teresa Enríquez, aprovechó este año para hacer el doctorado en teología para “cuando conviniere usar del” para darse autoridad ante los moros.
Que fue doctor en teología se afirma en dos cartas, fechadas en Tetuán el 7 de agosto de 1545 dirigidas al príncipe Felipe, Gobernador del reino por ausencia de su padre Carlos V, y conservadas en el Archivo general de Simancas. En ambas cartas firma el “Capellán Doctor Fernando de Contreras”.
SÍNODOS Y CATEQUESIS
SÍNODOS DE TOLEDO
Los historiadores de la catequesis dan gran importancia a la tradición catequística de la Iglesia Toledana en los siglos XIV y XV. Arranca del Sínodo celebrado en Toledo en el año 1323, que publica una Suma de la Doctrina Cristiana. Esta Suma es la explicación ampliada de una Tabla, hecha en pergamino, que debía estar colgada en las iglesias de la diócesis para que todos pudieran leerla. A lo largo del año los sacerdotes tenían la obligación de explicar a los feligreses el contenido de esta tabla en las fiestas principales.
En la tabla se enumeraban los artículos de la fe, los sacramentos, los mandamientos, los pecados y las virtudes así como las obras de misericordia. Es de destacar el sínodo diocesano de Toledo de 1356, que comienza con una amplia explicación de la doctrina cristiana.
Alcalá y las aldeas de su tierra formaron parte del Arzobispado de Toledo desde su reconquista en 1118 por Don Bernardo, primer Arzobispo de Toledo después de la reconquista, hasta la creación de la diócesis de Madrid-Alcalá por el Papa león XIII en 1885.
En junio de 1480 se celebró un sínodo diocesano en Alcalá, que en la constitución nº 1 dice: “estatuymos e hordenamos que los dichos curas e retores perrochiales de la ciudad de Toledo e de todo nuestro Arçobispado e sus logares tenientes de aquí a tres meses primeros siguientes fagan poner en cada una de sus iglesias una tabla en que esten escriptos en pergamino todos los artículos de nuestra Santa Fe Catholica e los sacramenntos de la santa Madre iglesia e los diez mandamientos…la qual dicha tabla este perpetuamente en cada una de las dichas iglesias colgada en un clavo en lugar público eminente, donde cualquier persona la pueda leer e se informar de lo en ella contenido”.
En la constitución nº 5 de este sínodo diocesano de Alcalá se recuerda a los padres la obligación que tienen de enseñar a sus hijos las cosas necesarias para la salud de sus almas “e buena gobernación dellos mismos”. Y se pone de manifiesto que por falta de “enseñadores y maestros”, los niños dejan de aprender y saber “las cosas necesarias a los christianos e quedan con tanta inorancia que apenas s pueden llamar cristianos ni ombres”. Por esta razón se manda que en todas las iglesias parroquiales del Arzobispado el cura tenga otra persona clérigo o sacristán “de saber e honesta, que sepa e pueda e quiera monstrar leer e escivir e cantar”. Que los curas prediquen la doctrina cada domingo y fiesta principal y amonesten a los padres para que manden a sus hijos cada día “a se informar de las cosas necesarias a la fe”. A los niños se les ha de explicar especialmente “todo lo que está en la cartilla de las iglesias”.
En 1497, siendo ya Arzobispo de Toledo Fray Francisco Ximenez de Cisneros, se celebró sínodo diocesano en Alcalá. La constitución nº 4 se refiere a la negligencia de los curas, “que tienen cargo de las animas e pueblos a ellos encomendados, que sus parrochianos non sepan las cosas que pertenecen a su salvación e son fundamento de nuestra sancta fee”. Para que cese esta ignorancia se establece que todos los domingos, antes de anochecer, se envíe a los niños menores de doce años para cantar la salve y después enseñarles los curas a los niños todo lo referido, “diziendo ellos e respondiendo los niños, segund que esta en las tablas que para ellos les ymbiamos”.
En el año 1498, el Cardenal Cisneros, en el Sínodo celebrado en Talavera, de nuevo daba a conocer el contenido de la Tabla Catequística Toledana. Al final de las constituciones sinodales, se incluye esta Tabla (el catecismo de Cisneros), con todo aquello que “los curas o aquellos a quienes ellos encomendaren están obligados por las constituciones synodales a enseñara los niños todos los domingos después de vísperas, es esto que sigue”.
Este mandato se repite en el sínodo de Toledo de 1536.
SÍNODO DIOCESANO DE SEVILLA DE 1512
Es importante reseñar el contenido catequístico de este sínodo de 1512 por la influencia que también tuvo en el sacerdote sevillano Fernando Contreras y en muchos otros evangelizadores y autores de catecismos. Entre ellos, San Juan de Ávila.
Se celebró bajo la autoridad del Arzobispo Diego Deza. A quien el Papa Alejandro VI encomendó, junto al Cardenal Cisneros, la reforma de los dominicos y franciscanos y la reforma de las universidades y estudios generales. Fue decisiva la mediación de Deza ante los Reyes Católicos a favor de Cristóbal Colón. Llegó a ser inquisidor general. Nombrado Arzobispo de Toledo, no llegó a tomar posesión. Moría en 1523.
La primera constitución de este sí nodo se refiere a la enseñanza de la doctrina cristiana: Que los párrocos enseñen a sus feligreses los misterios de nuestra fe católica. Manda que en todas las iglesias haya una tabla en donde esté escrito cuanto deben enseñarles. Los párrocos, todos los domingos de adviento, cuaresma y tiempo de pasión debían declarar al pueblo “lo contenido en la espresada tabla al tiempo de la misa mayor”.
Dice textualmente: “Que cuantos tienen cura de almas y los confesores de nuestro arzobispado y provincia se esmeren en enseñar a sus feligreses y personas a quienes confiesen lo que deben saber y creer para su salvación y en especial los artículos de nuestra santa fe católica, que son los cimientos de nuestra religión”.
Y se añade: “Igualmente mandamos a todos los sacristanes de nuestro arzobispado y provincia, y a los eclesiásticos o seglares, que se dediquen a la enseñanza de la lectura y escritura, que ante todo instruyan a los niños acerca de lo acabado de decir, y que no los obliguen a leer ni escribir otras cosas hasta que sepan las mencionadas oraciones y lo demás contenido en la citada tabla. Todo lo cual mandamos bajo pena de escomunión que lo hagan por si mismos”.
EN EL NUEVO MUNDO
Esta práctica catequética llegó muy pronto al Nuevo Mundo. En 1524 se celebró una Junta Apostólica en la ciudad de Méjico, a la que asistieron treinta personas bajo la presidencia del franciscano Fr. Martín de Valencia. En esta pequeña asamblea cristiana, quizás la primera que se celebró en el Nuevo Mundo, se dan normas sobre la predicación de los sacerdotes y la enseñanza de la Doctrina Cristiana.
«Como el conocimiento de la fe católica sea necesario a todo cristiano para su salvación, y como su ignorancia sea muy peligrosa y nociva, establecemos que todos los rectores de la iglesia parroquial tengan escritos en lengua vulgar los artículos de la fe, los preceptos del Decálogo, los Sacramentos de la Iglesia, y las especies de vicios y virtudes; y que además los inculquen al pueblo en las cuatro fiestas principales y también en los domingos de Cuaresma”.
Con relación a la enseñanza de la Doctrina cristiana a los niños y niñas se ordenó que fuesen todos los días a la iglesia guiados por una persona mayor, para que aprendiesen la doctrina y al mismo tiempo la música, para lo cual se pondrían maestros competentes.
SAN JUAN DE ÁVILA
SU BIOGRAFÍA
Nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real, entonces Arzobispado de Toledo) el 6 de enero de 1500. Su padre era de ascendencia judía. El papa Benedicto XVI lo proclamó doctor de la Iglesia el 7 de octubre de 2012.
En el año 1513 empezó a estudiar leyes en Salamanca. Tuvo que dejarlo en 1517 por razones de limpieza de sangre. Vuelve Almodóvar del Campo hasta que, aconsejado por un franciscano, marchó en 1520 a estudiar Artes y Teología a Alcalá de Henares (1520–1526), donde fue alumno de Domingo de Soto y compañero de Pedro Guerrero, futuro arzobispo de Granada.
Ordenado sacerdote en 1526, vendió todos sus bienes para dedicarse a la evangelización del Nuevo Mundo. Un año más tarde se ofreció como misionero al primer obispo de Tlaxcala (México), Julián Garcés O. P., que habría de marchar para América en 1527 desde el puerto de Sevilla. Juan de Ávila llegó a esta ciudad para esperar el momento del embarque hacia el Nuevo Mundo. Mientras tanto, se dedicó a predicar en la capital y en las poblaciones cercanas.
CONTRERAS Y JUAN DE ÁVILA EN ALCALÁ
En 1524 se hace una información por maestros, licenciados y estudiantes, para evaluar el trabajo de los catedráticos en orden al restablecimiento de la cátedra de Súmulas. En el documento firman todos los testigos con sus grados académicos: en el folio 9 firma Juan de Ávila y en el 10 lo hace Fernando de Contreras, sin poner su grado (AHN, Univ., leg. 65). Domingo de Soto, antiguo alumno y, desde 1520, profesor de metafísica de Alcalá, introdujo una exposición más razonada de Aristóteles en contra del nominalismo reinante en la Universidad Complutense.
Juan de Ávila tuvo como profesor a Domingo Soto en Alcalá. Fue su alumno predilecto. Con él estudió las Súmulas en aquel primer curso de 1520-1521, la Lógica en el siguiente, y a mediados del tercero recibiría el grado de Bachiller, tras hacer el examen correspondiente. Domingo Soto decía de él “que, si siguiera escuelas, fuera de los más aventajados en letras que hobiera en España”.
De 1523 a 1526, Ávila debió cursar sus estudios teológicos. La prima de Santo Tomás, la cátedra mayor de Escoto, y la de nominales o de Gabriel Biel.
JUAN DE ÁVILA EN LA CASA DE CONTRERAS
En Sevilla coincidió con Fernando de Contreras, Doctor en Alcalá y antiguo compañero. Éste, entusiasmado por el testimonio de vida y la predicación de Juan de Ávila, lo puso en conocimiento del Arzobispo de Sevilla, don Alonso Manrique, quien, con la ayuda del P. Contreras, le hizo desistir de su plan de marchar a América para evangelizar a Andalucía.
Así lo refiere Fray Luis de Granada en su biografía de San Juan de Ávila (Madrid 1588): “Ocurrió que, como fuera a diario a decir misa a una de las iglesias de la ciudad, decíala con tanta devoción y reverencia y con tantas lágrimas, que oyéndola el padre Contreras, comenzó a comunicarle y querer saber de él el intento que tenía. Y conocido su propósito, trabajó por apartarle de él, diciéndole que harto había que hacer en el Andalucía sin pasar la mar”.
El joven sacerdote predica el 22 de julio en la Colegiata del Salvador ante el Arzobispo Manrique y el P. Contreras, quien había informado al Arzobispo de la valía de Juan de Ávila. El prelado se reafirmó en su decisión de hacerle desistir de su intención de marchar como misionero a Indias, para ejercer su ministerio en Sevilla.
Contreras le acogió en su casa, cedida por el Cabildo. Estaba situada junto a la Puerta del Arenal, muy cerca del puerto. Con el P. Contreras compartió casa, pobreza y vida de oración y, a la vez se dedicaba a la predicación y a la dirección espiritual. Fray Luis de Granada nos da noticia de cómo vivió Juan de Ávila en casa del P. Contreras: no tenían nadie que les sirviese. “Y cuanto a la comida dijo que comía de lo que pasaba por la calle, leche, granadas y fruta, sin haber cosa que llegase a fuego”. Todo daba olor a pobreza.
Parece que en este tiempo continuó los estudios de Teología en el Colegio de Santo Tomás de Sevilla para obtener el título de Maestro.
CONOCE EL COLEGIO SEVILLANO DEL P. CONTRERAS
Juan de Ávila, durante su estancia en Sevilla, conoció el Colegio de San Isidoro, fundado por el P. Contreras en 1526.
Tanto en éste de Sevilla como en el de la Piedra de Torrijos, Fernando de Contreras tenía un método muy peculiar: la enseñanza elemental estaba unida a la doctrina cristiana, con canciones y actividades extraescolares: profesionales, en los comercios y fábricas de jabón de Torrijos, y manuales y del campo en Sevilla.
Los estudiosos de la obra de San Juan de Ávila consideran al P. Contreras como predecesor en la obra avilista de los muchos colegios, que fundó. Siguió la iniciativa del P. Contreras y su método pedagógico.
Decía Benedicto XVI en su Carta Apostólica de 7 de octubre de 2012 que “buen conocedor de su tiempo y con óptima formación académica, Juan de Ávila fue un destacado teólogo y un verdadero humanista”. Seguía diciendo el Papa: “especialmente preocupado por la educación y la instrucción de los niños y los jóvenes, sobre todo de los que se preparaban para el sacerdocio, fundó varios Colegios menores y mayores”.
En 1542, San Juan de Ávila fundó la Universidad de Baeza (Jaén), partiendo de un colegio de primeras letras, del que era patrono.
EN LA CÁRCEL DE TRIANA
Fue denunciado ante el tribunal de la Inquisición sevillana, que le encarceló en 1531. Desde ese año hasta 1533, Juan de Ávila estuvo preso en el Castillo de San Jorge, en Triana (Sevilla). Aprovechó ese tiempo para orar y redactar la primera versión del Audi filia. Frente a cinco testigos acusadores, hubo cincuenta y cinco que declararon a su favor.
Aunque la acusación surgió de la interpretación literalista de unas palabras de Juan de Ávila, en el fondo se le acusaba de Erasmismo, del cual se habría impregnado en Alcalá. Salió absuelto, pues se trataba de algunas proposiciones que no parecieron biensonantes a algún oyente.
En 1533 Juan de Ávila se traslada a Córdoba, donde conoció a su discípulo, amigo y primer biógrafo, fray Luis de Granada. A finales de 1536, fijaba su residencia en Granada.
COLEGIOS DEL P. CONTRERAS
EL COLEGIO DE LA PIEDRA EN TORRIJOS
A principios de 1518 Fernando de Contreras deja Alcalá y llega a Torrijos. En los años 1519 y 1520 se perdieron las cosechas en tierras de Torrijos y en toda la comarca. En El Carro de las Donas se dice que Teresa Enríquez mandó dar un pregón en aquellas poblaciones para que los labradores que quisieran vinieran a cultivar (a romper) varias dehesas de su propiedad. Ellas les dio trigo y ayuda económica para que mercasen bueyes.
En 1520 seguía la esterilidad de los campos y el hambre. El P. Contreras sugirió a Teresa Enríquez dar a los labradores licencia para que roturaran varias de sus dehesas y las sembraran. Ella les daría el trigo y dinero para que compraran bueyes de labor, “señalándoles las justas cantidades que avian de tributar de lo que cogiesen”.
A causa del hambre muchos cayeron enfermos, que eran cuidados en los hospitales de Torrijos (medicinas, médicos (“físicos”) y camas limpias. El P. Contreras era el superintendente.
Pero a Teresa Enríquez y al P. Contreras lo que más les preocupaba era la situación de pobreza y desamparo de muchos niños que habían quedado huérfanos o cuyos padres no podían alimentarles. “Y era dolor verlos desnudillos y perdidos por aquellas calles expuestos a recoger en si todos los v icios que la falta de crianza y sobra de pobreza traen consigo”. La solución exigía dos cosas: “darles con que passar y darles quien les doctrinasse” (Gabriel de Aranda).
Así fue como se toma la decisión de fundar un “recogimiento de niños”. El P. Contreras sería el encargado de su cuidado, al que el contador de Teresa Enríquez daría todo lo que necesitara.
En una casa junto al palacio de los señores de Maqueda, en la plaza del Mercado de Torrijos, se instala el conocido como Colegio de la Piedra, donde se recogieron un buen número de niños de varias edades, dando siempre más atención a los más chiquitos.
La primera obligación que tenían los niños después de levantarse, era asistir a la misa que celebraba el P. Contreras. A continuación Teresa Enríquez les repartía el almuerzo (desayuno). “Y con ese refrigerio iban unos a las escuelas donde avian de aprender a leer y escribir; y otros más adelantados al estudio, que debía enseñarles el V. P.” (Gabriel de Aranda). También estudiaban gramática. Otros iban a las tiendas o a alguna de las muchas fábricas de jabón que había en Torrijos, para aprender un oficio.
Se seguía un horario similar al del Colegio de San Isidoro de Sevilla, que se fundaría en 1526: al atardecer les enseñaba la doctrina cristiana, cenaban, rezaban el rosario y a descansar. A este Colegio de la Piedra comenzaron a asistir también hijos de gente principal de Torrijos.
El de la Piedra en Torrijos fue un verdadero colegio profesional, un colegio-residencia. El P. Contreras vivía con ellos, compartía con ellos la jornada. Esta experiencia de convivencia con los niños ylos jóvenes la repetía el P. Contreras en sus viajes para redención de cautivos en África: se encerraba en la cárcel durante varios días con aquellos jóvenes y niños cautivos, para ganar su confianza. Con ellos rezaba el rosario, les enseñaba la doctrina cristiana, les predicaba e incluso organizó una procesión de rogativas para pedir el agua.
EL COLEGIO DE SEVILLA
En 1526 el P. Contreras ya estaba en Sevilla en espera de comenzar su obra para la redención de cautivos. Pero no pudo hacerlo de forma inmediata por dificultades surgidas del pleito entre las dos órdenes redentoras (Mercedarios y Trinitarios). En este mismo año Contreras compuso su Doctrina Cristiana, que se imprimió en Sevilla y que se divulgó rápidamente.
Su experiencia en el Colegio de la Piedra de Torrijos le impulsó a proponer a Don Alonso Manrique, Arzobispo de Sevilla, la creación allí de otro Colegio. El Prelado aceptó la propuesta del P. Contreras y le encargó de redactar los estatutos. Los gastos correrían por cuenta del Arzobispo Manrique. Para ello se tomó unas estancias junto al palacio arzobispal, a la mano derecha del primer patio. Así nació el Colegio de San Isidoro o del Arzobispo.
Los colegiales llevarían manto pardo de paño y beca azul. En el proceso de beatificación se sacó copia autorizada de unas memorias del V. P. Fernando Contreras. En ellas se dice que en este colegio “criaba a los niños con mucho cuidado; dormía cada uno de por sí. Las siestas les hacía hacer tomiza (cuerdas o hiscales) y otras cosas de esparto; las tardes los llevaba al campo. Enseñábales cantar, gramática, artes y teología. Mantenía muchos pobrecitos demás de los colegiales, que sus madres les daban un pedazo de pan por la mañana, y a la hora de comer les hacía él dar una escudilla de caldo y pan asentados en unos bancos a los pies de los colegiales en el refectorio”.
Veinticuatro de estos niños con sus sobrepellices y cirios blancos encendidos estaban delante de la peana del altar desde el Sanctus hasta que el sacerdote consumía.
LOS COLEGIOS DEL MAESTRO ÁVILA
Juan de Ávila fundó colegios de niños donde se enseñaba a leer, escribir y contar. Había tres horas de lección cada día, dedicando la última de la mañana a cantar la Doctrina Cristiana. En Andalucía funda unos quince colegios de niños o de doctrinos. También fundó uno en Alcalá, el Colegio del Corpus Christi.
Su pedagogía catequística, ya presente en la “Doctrina Cristiana”, la aplica también en la organización de la enseñanza en los Colegios. Los niños tenían tres horas de lección por la mañana, la última para que cantasen la doctrina; otras tres horas por la tarde. Alternaban las preguntas con los cantos. Los domingos salían por las calles, cantando la doctrina.
El maestro Ávila en sus Memoriales para el Concilio de Trento (Memorial segundo, n.54) pedía la institución de escuelas para todos los niños. Y también se refirió a los “colegios de niños huérfanos y perdidos, donde se les enseña la doctrina cristiana”.
COLEGIO DE DOCTRINOS DE VALLADOLID: AÑO 1554
En la Doctrina Cristiana de Alonso de Pesquera, publicada en Valladolid en 1554, se incluye una carta impresa de San Juan de Ávila dirigida al autor.
En la última parte de esta Cartilla se recoge la organización interna de la Casa de Doctrinos de Valladolid, que abarca la enseñanza de la Doctrina Cristiana, los rezos, prácticas devotas, aprendizaje de escritura, de lectura, de oficios artesanos, de usos sociales y de buena crianza.
Era el régimen educativo a mediados del siglo XVI para niños pobres en los Colegios de Doctrinos.
DOCTRINA CRISTIANA QUE SE CANTA
LOS CATECISMOS EN EL SIGLO XVI
A finales del siglo XV aparecieron tres catecismos: el del Cardenal Pedro González de Mendoza (1428-1495), en castellano para la conversión de los judíos; el de Fray Hernando de Talavera (1428-1492) en árabe vulgar para la conversión de los moriscos de Granada, compuesto por Fray Pedro de Alcalá; y el de Fray Francisco Jiménez de Cisneros, para la formación de los niños cristianos. Por esta razón, al final de las constituciones del Sínodo de Talavera se incluye la tabla de lo que se ha de enseñar a los niños; o sea, el catecismo de Cisneros.
En el año 1500 se imprime en Toledo un catecismo titulado “Instrucción de la vida cristiana para los moriscos nuevamente convertidos”, que escribió el doctor García de Villalpando por mandato del Cardenal Cisneros. En el siglo XVI fue utilizado para la catequesis de los moriscos, a la que tenían obligación de asistir los domingos por la tarde en las parroquias de la diócesis de Toledo a las que habían sido “repartidos por Su Magestad”. Según los datos de la expulsión en los años 1609-1610, de la ciudad de Toledo salieron 3.789 moriscos, de Torrijos 403, de Santa Cruz del Retamar 67, de La Puebla de Montalbán 68, de Maqueda 4, de Santa Olalla 57. En cada parroquia había un sacerdote expresamente dedicado a este ministerio con los moriscos.
En el siglo XVI en Andalucía corría una coplilla: “Alto, niños a la fuente/del agua viva que mana/de la Doctrina Cristiana”.
Una de las preocupaciones fundamentales de la Iglesia española en este siglo fue la de catequesis, hasta el punto de que el siglo XVI español ha sido llamado el siglo de los catecismos.
Ya en abril de 1546 se plantea en el Concilio de Trento la necesidad de un catecismo universal: “De catecismo placet et est necessarium”, decía el Cardenal Pacheco en una de las sesiones conciliares. Por fin el Catecismo Romano de Pío V aparece en 1566.
En España, durante el siglo XVI, se publican no menos de 111 catecismos. La gran mayoría en la primera mitad de este siglo.
Historiadores hay de la catequesis que dicen estar hecha la catedral de Valladolid “a golpe de catecismos”. Felipe II en 1583 concedió un privilegio al Cabildo de Valladolid para imprimir y vender en exclusiva una serie de cartillas en las que se enseñaba la Doctrina Cristiana, las oraciones principales y la forma de ayudar a misa, así como a leer y la tabla de multiplicar.
Johannes Gutenberg había inventado la imprenta en el año 1440. Las ventajas de la impresión se pusieron al servicio de la educación cristiana. Y comenzaron a imprimirse las “cartillas” que servían para enseñar a leer y. En ellas se encontraban, al lado de las oraciones más comunes, unas coplillas, para aprender de memoria el credo, los mandamientos, los sacramentos, las obras de misericordia, los pecados, las virtudes, los frutos del Espíritu Santo etc.
Dado el analfabetismo existente, las coplillas ayudaban a memorizar la enseñanza. Estas cartillas-catecismos estaban hechas en versos, para ser recitados en forma de diálogo o para ser cantados en las sesiones de catequesis o también en las procesiones. Aunque el catecismo se impartía en muchas ocasiones en las calles y plazas, se enseñaba principalmente en las iglesias y escuelas.
UNA ANTIGUA TRADICIÓN ESPAÑOLA
La “Doctrina de la Discripción” de Pedro de Veragüe es «el más antiguo de los catecismos españoles que hemos visto ni en prosa ni en verso», dice Don Marcelino Menéndez Pelayo. Pedro de Veragüe está en los orígenes de una tradición catequística muy española, como son los catecismos para ser cantados. Seguimos escuchando a D. Marcelino: «Esta Doctrina hubo de estar en uso por bastante tiempo, puesto que llegó a ser impresa en edición popular del siglo XVI… el metro en que estaba compuesta hubo de contribuir mucho a su popularidad y a que fácilmente se gravara en la memoria y se repitiera con cierta canturia o melopeya».
Parece que Pedro de Veragüe utiliza una tradición toledana: las Cancioncillas Mozárabes, que llama Dámaso Alonso a las que cantaban las gentes de Toledo en aquellos siglos. Su autor, Pedro de Veragüe, nació en Veragüe, actualmente un despoblado en término de Escalonilla (Toledo).
Esta composición escrita en tercetos octosílabos con un verso de pie quebrado suelto es del siglo XIV. Durante mucho tiempo se conocía el códice de El Escorial, que contenía este catecismo de finales del siglo XIV. Actualmente están registrados otros códices que contienen esta Doctrina de la Discripción así como una edición impresa del siglo XVI.
Algunos versos de la Doctrina de la Discripción:
«Creo en un Dios maravilloso
Padre Todo Poderoso
En cielo y tierra virtuoso
Creador» (Verso 8).
«De furtar por algund arte
Pelo en ti no fallen parte
Que mas vale obligarte
A pedirlo» (Verso 32).
«Con grand liberalidad
Faz obras de caridad
Que la limpia voluntad
Non peresce» (Verso 40).
«Rescibir santo bautismo
Confirmación eso mismo
Penitencia syn sofrismo
Es bien fecho» (Verso 68).
CATEQUESIS Y CANCIONES
Fernando de Contreras escribió en 1526 un Libro de la Doctrina Cristiana, con «cosas devotas que cantaban los niños», según se testifica en el proceso de beatificación del Venerable Contreras.
El venerable Fernando de Contreras, fundador de colegios para niños, es autor también de algunas chanzonetas y obras musicales devotas para ellos. El P. Contreras acostumbraba a ir por las calles con los niños cantando en procesión.
Así lo testificaba una mujer que había conocido al P. Contreras: «Viviendo en la calle de Francos, y assomándose a la ventana, por el gran ruido que oía de gente que veía que passaba, vio una gran processión de cautivos, y en medio de ellos al Venerable Padre cercado de muchos niños, con quienes el santo varón iba cantando esta copla, que repetían varias vezes en las calles por donde passaban: Señores, dadnos por Dios / Pues que venimos a vos / Aved compassion de nos / Que Dios os lo ha de pagar. / Por Dios ayudad, por Dios ayudad / A estos cautivos de Gibraltar». También en Argel, donde había ido en redención de cautivos, organizó una procesión de niños cantando oraciones para implorar la lluvia.
Juan de Ávila siguió los pasos del P. Contreras en la enseñanza de la doctrina cristiana a los niños, con la ayuda de canciones. Las misiones del Maestro Ávila se iniciaban en la plaza de las poblaciones con canciones y coplas compuestas por él, en una especie de pregón que hacían los niños.
CATECISMO QUE SE CANTA DEL P. CONTRERAS
Una Doctrina de autor anónimo había sido publicada en Sevilla en 1493 en la imprenta de Pedro Brun y Juan Gentil.
Hay historiadores que consideran al Sínodo Diocesano de Sevilla de 1512 como el origen e el inicio del movimiento catequístico del Siglo de Oro español. Se celebró por mandato y bajo la guía de Diego de Deza, el gran Arzobispo hispalense que tanta influencia ejerció en España y en el Nuevo Mundo.
También Fernando de Contreras compuso su “Doctrina”, que se imprimió en Sevilla en 1526. El P. Contreras era músico y componía chanzonetas para la noche de Navidad y otras cosas para que cantaran los niños: estaban recogidas en su librito de Doctrina Cristiana.
Hay que señalar la importancia formativa que supuso para el joven sacerdote Juan de Ávila su relación diaria, en los primeros años de su ministerio, con un “prestigioso” y experimentado catequista como era ya el P. Contreras. Viviendo en la misma casa de la Puerta del Arenal, compartirían las experiencias sacerdotales, pedagógicas, pastorales y catequísticas.
Es de notar que la fecha, en que Fernando de Contreras compuso su Catecismo, coincide con la época, en que San Juan de Ávila estuvo alojado en la casa sevillana del P. Contreras.
JUAN DE ÁVILA, UN CATEQUISTA EXPERTO
Todo el trabajo pastoral de Juan de Ávila (también el de sus discípulos) tenía un claro sello catequístico. Agrupaba a niños y mayores en calles, plazas y otros lugares para explicarles la Doctrina con medios muy populares. Durante su estancia en Sevilla así lo había visto en el P. Contreras, que desde 1528 había sido designado por el Cabildo predicador del Púlpito de la Granada (todavía se conserva en el Patio catedralicio de los Naranjos) con obligación de predicar a la multitud los domingos por la mañana y a los niños explicarles la Doctrina los días de fiesta por las tardes.
Para San Juan de Ávila la catequesis es la base de la renovación del pueblo cristiano. En el memorial que preparó para el Concilio de Trento ponía de manifiesto la conveniencia de hacer tres catecismos: para niños, para adultos y para los sacerdotes.
Su Catecismo, titulado “Doctrina Cristiana que se Canta”, tenía tres características muy destacables: el verso, una tradición que en España venía de lejos. San Juan de Ávila la llama “doctrina resumida en coplas”. En segundo lugar, la estructura: con ejercicios de silabeo, coplillas, oraciones, mandamientos, oraciones para decir durante la misa, letrillas del rosario y una instrucción para el catequista. Y en tercer lugar, el diálogo: preguntas y respuestas cortas.
EL CATECISMO DE SAN JUAN DE ÁVILA
El catecismo del Maestro Ávila titulado “Doctrina Cristiana que se Canta” está dedicado a los niños. Con una pedagogía muy original, contiene coplas y canciones fáciles de aprender y de cantar. En el prólogo de la edición definitiva del “Audi Filia” (1564) el Maestro Ávila dice: «Yo no he puesto en orden cosa alguna para imprimir, sino una Declaración de los diez mandamientos que cantan los niños de la doctrina».
En el año 1554 se publicó en Valencia la Doctrina Cristiana que se canta. También en 1558 por segunda vez en Medina del Campo. En 1555 se había publicado los en Messina (Sicilia). Parece que, impulsados por San Ignacio, fueron los jesuitas discípulos del Maestro Ávila quienes promovieron estas ediciones. Ellos habían aprendido una forma de enseñar la Doctrina Cristiana, empleando versos y cancioncillas. Un ejemplar de la edición de 1554 llegó a Milán llevado por los jesuitas, que tras pasar por Roma llegó a Messina. La edición más segura es la de Baeza de 1550, pero no ha aparecido.
UN CATECISMO CON CANCIONES
A mediados del siglo XVI Gregorio de Pesquera compuso una cartilla titulada “Doctrina christiana, y Espejo de bien biuir: diuidido en tres partes”. La primera es vn dialogo o coloquio entre dos niños con muchas cosas dela fe prouechosas, y la doctrina declarada y luego la llana. En la segunda se contienen muchas obras breues y de buena y sana doctrina. La tercera tiene muchas coplas y cantares deuotos para se holgar y cantar los niños. Fue impresa en Valladolid, en casa de Sebastián Martínez, 1 de mayo de 1554.
Esta edición incluye una carta impresa de San Juan de Ávila a Gregorio de Pesquera, que había sido administrador de la Casa de los Doctrinos de Valladolid y en el momento de la publicación tenía la misma responsabilidad en Madrid.
La Tercera Parte comienza con una Vida de Cristo en 48 estrofas de pie quebrado y rima encadenada:
«Quando fue llegado el tiempo
para remediar el hombre
y el Hijo de Dios ser hombre
humano,
determinó el Soberano
de enviar su embajada
a una Virgen que es llamada
María ».
PROYECCIÓN AMERICANA
Aquel primer impulso catequístico del P. Contreras iniciado en Torrijos, prolongado en Sevilla y enriquecido por San Juan de Ávila, fue llevado al Nuevo Mundo por los muchos discípulos del Maestro Ávila. El P. Fernando de Contreras y San Juan de Ávila son el claro exponente de un clero reformado y apostólico.
Fue muy importante la relación del Maestro Ávila con algunos misioneros que evangelizaron en el Nuevo Mundo. Muy especialmente con los jesuitas, entre los que hay que destacar al P. Alonso de Barzana, hijo del médico de Baeza (1528-1598) y graduado en artes y teología en la Universidad de esta ciudad. Llegó a conocer once lenguas indígenas, en las que escribió gramáticas y catecismos.
Las enseñanzas catequísticas de Juan de Ávila estuvieron presentes en el tercer concilio de Lima (1582-1583) que presidió Santo Toribio de Mogrovejo; también en el tercer concilio de México, (1585), a través del jesuita Juan de la Plaza, muy relacionado con el Maestro Ávila en Andalucía y después provincial de México (1580-1585), que compuso la Doctrina Christiana Mexicana.
En el Nuevo Mundo se editaron catecismos en uno, dos o tres idiomas y también varios en pictogramas, destinados a enseñar a los indios la Doctrina Cristiana a base de dibujos.
Jerónimo de Loaysa (1498-1575), catedrático de Artes y Teología en los conventos dominicos de Córdoba y Granada, que fue el primer Arzobispo de Lima, en una de sus constituciones recomendaba que se explicara la Doctrina Cristiana a base de las cartillas “que de España vienen”.