TINANÍ SIGLO XXI

EL TINANÍ EN EL SIGLO XXI

MARIANO ESTEBAN CARO

 ENTRAÑABLE FIESTA

El Tinaní es para los hijos de Quismondo una de las fiestas más entrañables. “Está profundamente arraigada en el corazón del pueblo”, se puede leer en el libro QUISMONDO, OCHO SIGLOS DE HISTORIA (pg. 72) publicado por Mariano Esteban Caro en 1993.

Por una larga tradición oral sabemos que de siempre se ha conocido esta fiesta en Quismondo, con el mismo  nombre e idéntico ceremonial: La Bandera de España con Cristo Resucitado bordado. Nunca se usaron uniformes militares, ni armas. Ni capisayo alguno. Los jóvenes y los niños han vestido sencillamente como los de su época. Sólo una medalla (a veces prestada) y la banda blanca. Las alabardas siempre fueron no armas defensivas, sino pacíficos ramos de flores y campanillas. Durante la misa y la procesión se han ejecutado las mismas ceremonias, al ritmo de la dulzaina castellana y el tamboril, por generaciones de hombres jóvenes y niños quismondanos, que de modo espontáneo y libre acudían cada año a “rematar” esta entrañable fiesta. Para participar en las ceremonias del TINANÍ no han existido más normas ni más órdenes que las del corazón joven de tantos quismondanos.

TINANÍ es palabra autóctona de nuestro pueblo, formada por la onomatopeya de la melodía de la flauta en el Baile de la Bandera.

NO ES UNA LEYENDA

Nunca fue una manifestación simplemente folklórica. Ni la representación colorista de una leyenda, que sólo existiera en el imaginario popular. Cristo Resucitado ahora está vivo. Es una persona real no una cosa ni una venerable tradición. Es contemporáneo nuestro. Capaz de transformarnos y hacer de nosotros hombres y mujeres nuevos y mejores a su imagen que «pasó por la vida haciendo el bien». A Él nos unimos mediante la fe y el amor: Es Camino hacia la verdadera felicidad. Es Verdad, que hace libres. Cristo es ahora para nosotros Vida  llena de sentido y  de valores.

SIGNIFICADO RELIGIOSO

Por encima de otros intereses sociales de promocionar el folklore o el turismo, hay que mantener vivo su significado profundamente religioso en honor de Cristo Resucitado, que ha vencido al mal y a la muerte y, también en el siglo XXI, nos abre los caminos hacia un mundo nuevo y mejor, venciendo al mal con el bien.