SEXUALIDAD Y AMOR

   SEXUALIDAD Y EDUCACIÓN PARA EL AMOR

MARIANO ESTEBAN CARO

1-LA SEXUALIDAD

RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES.-También los padres tienen la responsabilidad de educar a sus hijos en el verdadero sentido de la sexualidad y del amor. No pueden dejar que reciban de otros una formación inadecuada, inmoral o pornográfica. Los padres han de encontrar tiempo para dialogar tranquilamente con sus hijos. Ofreciéndoles una información individualizada. Con claridad y delicadeza. Sin perder la dimensión moral de la sexualidad en el contexto de una educación para el amor.

EDUCACIÓN PROPORCIONADA A SU EDAD.-En la niñez la formación debe ser indirecta. En la pubertad será más detallada, partiendo de las transformaciones, que los hijos experimentan y respondiendo con claridad a sus preguntas. En la adolescencia los padres han de dar a los hijos una explicación positiva, responsable y serena. En el período del noviazgo hay que ayudarles a que nazcan en ellos las condiciones de un vínculo de amor serio y comprometido. Hay que respetar siempre la intimidad del niño y del joven. Sin servirse de material erótico.

VISIÓN CONSUMISTA.-La sociedad de consumo se preocupa casi exclusivamente del “tener”, olvidando que lo principal es el “ser”. Este planteamiento está en la base de que se interprete la sexualidad desde la posesión egoísta y la instrumentalización del otro. Se banaliza la sexualidad, reduciéndola al cuerpo y al placer. Hace que se comprenda la sexualidad como un producto de consumo, que no tiene en cuenta sus valores trascendentales. Así se la priva de su dignidad como servicio a la comunión y a la entrega generosa entre dos personas en el amor.

GRAVES CONSECUENCIAS.-Esta visión consumista de la sexualidad incapacita para la donación gratuita interpersonal. Puede tener influencias negativas para el matrimonio y la familia. Cierra las puertas para vivir en toda su grandeza la comunidad de vida y amor del matrimonio y la familia. Amor que en su esencia es entrega generosa y gratuita.

 2-EDUCAR PARA EL AMOR

EL AMOR AFECTA A TODA LA PERSONA.-El amor conyugal integra todas las dimensiones de la persona: espiritual, volitiva, afectiva, corporal. Se funda en los sentimientos, pero sobre todo, en el compromiso, en la entrega y en la fidelidad. Este amor pasa por situaciones difíciles. Pero hay también momentos de intensa alegría. Las manifestaciones de ternura entre los esposos expresan el pacto matrimonial. La relación íntima entre ellos tiene un profundo significado en la vida conyugal: Son signo y expresión de comunión interpersonal.

OBLIGACIÓN DE AMARSE.-El verdadero amor conyugal entre dos personas de igual dignidad, pero distintas y complementarias en su sexualidad, no es sólo sentimiento. Ni mera atracción psico-física. El amor no tendría estabilidad. Se extinguiría fácilmente. Es esencialmente compromiso de la voluntad.  Es un amor efectivo entre el hombre y la mujer: Se funda en el sincero deseo del bien del otro y se traduce en el compromiso por realizarlo. Es entonces un amor debido. Hay obligación de amarse.

 EL AMOR NO EXISTE SI NO ES FIEL.-La fidelidad hay que verla desde la esencia misma del amor: en cuanto capacidad de plena donación interpersonal. Implica un compromiso hasta la muerte de vivir el uno para el otro y ambos para la familia. Negar esta entrega total hasta la muerte es negar la capacidad de autodonación del ser humano. Es negar la libertad y la espiritualidad del hombre. La libertad no anula la capacidad de una entrega total, que ayudará a los esposos a ser plenamente felices.

MATRIMONIO INDISOLUBLE.-La indisolubilidad no es algo que afecte sólo a los creyentes. Pertenece a la esencia natural del amor, sea cual sea la fe. Va inscrita en la misma naturaleza humana. El matrimonio para siempre no lo impone nadie. Ni es una carga insoportable, sino un bien para los esposos, para los hijos y la sociedad. La situación de los llamados “hijos del divorcio” se ha convertido en un grave problema social y personal.

 

 

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